jueves, 31 de diciembre de 2009

La pesadilla

El sueño lo despertó abruptamente, ligeramente perturbado, en un sórdido grito, inaudible, desesperado, tardo varios minutos en desalojar de su retinas tan caras imágenes.
El ser humano es una animal raro, todo de los instintos ha olvidado y tiende a confundir lo real con la fantasía con apenas unas pobres imágenes, y logra conmoverse o perturbarse hasta la locura tan solo con ellas
A medio incorporar, sobre sus codos apoyado, seguía aun en la cama el joven apesadumbrado, sombrío, el pecho se le hinchaba y deshinchaba con furiosa intensidad, el corazón, cual caballo salvaje, bravío y desprejuiciado, galopaba a gran velocidad- sus ojos entremezclaban el terror y la animosidad de saber que todo había sido un mal sueño.
Pese a tal certeza se mantuvo agitado e inmóvil, quizás cinco o diez minutos, luego tomó fuerzas, bajó las piernas hacia el a-templado piso de madera, estiró su mano hasta la mesita al lado de la cama, tomó un cigarrillo, lo encendió, tiró el humo como un dragón, y de un pequeño impulso se vio erguido sobre sus piernas.
La habitación era pequeña, algo desordenada y poco aseada, pero nada fuera de lo común, caminó en dirección a la puerta que lo comunicaba con el baño, entre sereno y confuso, pulsó el interruptor de la luz y un destello, breve pero cegador, quebró la oscuridad que pronto volvió a reinar, el bombillo termino sus días de imitación de la razón y ya no volvería a brillar, al tanteo dió con la pileta, abrió la canilla y el agua helada devolvió la conciencia al joven… Pero fue tan real- se dijo- y prosiguió….como soportar esas escenas sin conmoverme, sin siquiera intentar gritar o morir, sin siquiera intentar matar para luego morir.
El sueño le había resultado tan caro como el puñal filoso y frío que ciega el destino de quien goza de la vida, de quien la ama con pasión irracional.
Volvió sobre sus pasos y se sentó en la cama con la almohada como respaldo, dio otra pitada al cigarrillo a medio consumir, mientras un velo lúgubre y tempestuoso cubría su mirada. La escena del sueño volvía a él una y otra vez, casi el entero de las cenizas acabo en su pecho desnudo, dio una nueva pitada, hasta el filtro, su cara dibujo el asco causado por el gusto a fibra quemada, y lo apagado en el suelo.
El sueño fue lo que sigue:
Se encontraba él en su vieja casa de niñez, rodeada por el viñedo y un hermoso jardín repleto de flores, de repente observó unas piedras blancas distanciadas unas de otras por unos cuantos metros, formando una especie de sendero que lo invitaba a guiarlo, parecían emanar un encantador y suave… ven…vamos… anda… atrévete a ver lo que se oculta… lo que no ha ocurrido… lo que va a ocurrir… y se echó andar , ligeramente extasiado, al tercer o cuarto paso empezó a sentirse raro como encogido, no pudo evitar mirarse, sus manos y sus pies eran los mismos al igual que su cuerpo, los reconoció con facilidad, pero como con diez o quince años menos, era el cuerpo de un niño.
El sendero que dibujaban las piedras frente a él se introducía rápidamente por uno de los pasillos que se formaban entre unas plantas y otras, lo siguió y con cada paso que daba se sentía más pequeño… entonces el sol disparó sus últimas llamaradas sobre occidente volviendo el cielo rojizo – el crepúsculo se avecinaba-.
Las vides dejaron de ser arbustitos bajos y ordenados para convertirse en parras enormes que entremezcladas, fundidas unas con otras formaban una galería por la cual la escasa luz veía vedado su paso… apenas si podía ver las piedras blancas que seguía…
Sintió ruidos detrás de él…voltio rápidamente y se supo atrapado, las hierbas formaban un muro impenetrable, la oscuridad se hizo mas profunda… todo se había transformado, perdiendo el aspecto familiar y un aroma nauseabundo lo inundaba todo, iba haciéndose del todo, como la niebla que todo lo cubre, lo desforma quitándole su esencia, delante suyo la profundidad se hacia ciega, ya no había piedras blancas que seguir, no había camino, dar un paso era hacerse parte de la incertidumbre, de la posibilidad profunda y latente de que nada fuera lo que parece.
Sintió miedo, su cuerpo se entumeció… que… si al dar un paso sus pies besaban el vació y una caída estrepitosa se hacia de su vida…. La angustia le cerraba la garganta, como cuando por las noches de tormenta el cielo perdía su brillo en una negritud opaca y espesa y él, solo en su cuarto, intentaba pedir auxilio sin posibilidad alguna de emitir sonido… hasta que el terror lo dejaba sin aliento y caía rendido en sueños.
Pero de repente una luz aérea, como la de los teatros, ilumino el fondo de lo que ahora parecía una cueva, había algo que pendía sobre el suelo, en un principio no logro verlo con claridad, el paso de la oscuridad absoluta y radiante a la luz afectó profundamente su visión, tan solo unos instantes mas tarde pudo ver que lo que pendía era un cuerpo, una silueta humana, estaba atado por los pies cabeza abajo, dándole la espalda, el cabello negro brillaba, por efecto de la luz, sin tocar el suelo.
El joven, ahora en otro cuerpo, dio un paso tímido, desconfiado, en su interior millones de ideas se disparaban alborotadas intentando dar una explicación y nada…seguía sin poder emitir sonido… cuando hubo completado el movimiento hacia delante, sintió como la luz se atenuaba y volvió a quedarse quieto temiendo nuevamente la oscuridad.
Al fin pudo emitir sonido… ¿que sucede? ¿Quién es usted?.... dijo con voz vacilante… sus ojos se estremecían, el aire parecía más denso y frío, las lagrimas amenazaban el nacimiento y la respuesta tuvo lugar, un bramido animal retumbó sobre su cabeza, tras unos segundos se volvió a escuchar algo… esta vez fue distinto…un casi inaudible “ayúdame Antonio…Ayúdame por favor”
Todo se tornaba aun más confuso, sabía su nombre y la voz le era familiar, acurrucado entre sus piernas, inmóvil, no sabia que hacer ¿Qué puedo hacer?... se inquirió... en este cuerpecito en el que nada esta a mi alcance... no podré hacer nada… moriré aquí junto a quien cuelga y nadie sabrá que ha sido de nosotros, ya no volveré a reír…lo que daría por un cigarrillo.
La voz familiar volvió a replicar
“…Antonio ayúdame, acércate por favor, tienes que sacarme de aquí antes de que regrese….”
¿Qué regrese quien?... ¿Cómo podría ayudarte?
EL silencio resplandeció, el joven empequeñecido desato su postura y camino un paso y luego otro hasta que al fin dio con el cuerpo colgado de cabeza, lo giro y se vio como a un espejo terrorífico, era él quien pendía, su cabeza enrojecida por la acumulación de la sangre, sus ojos en blanco y el rastro seco de una hemorragia en su pecho…Dio un grito y despertó.
Aun seguía con la almohada como respaldo cuando sintió un fuerte dolor en los tobillos, encendió el velador y vio los rastros de las ataduras, la sangre coagulada había formado moretones, se asustó aun más, la luz se segó súbitamente… otra vez se oyó el bramido animal y ya nunca volvió a despertar.

Emiliano Pardavila "De la decadencia 1"

lunes, 21 de diciembre de 2009

No ser a medias

La serenidad de construirme en cada instante,
En cada fluir,
En cada acto,
En cada inacción,
Aniquila con violencia el querer ser el acto acabado.

Emiliano Pardavila "de la decadencia 1"

Morir

Contar entre la muerte mis huesos,
Siendo apenas una vida disuelta,
Sufriendo en la nada la ausencia del ser.
Emiliano Pardavila "de la decadencia 1"

viernes, 18 de diciembre de 2009

lunes, 14 de diciembre de 2009

Ocaso




Soñé una y mil veces con tener su cuerpo entre mis manos, rozar su piel, trepar sus cimas, beber sus mares, aunque las escenas no se repetían y a decir verdad ninguna se asemejó a lo que me aconteció.
Fue en el momento en que abrí los ojos y la sangre invadió mis pupilas… cuando advertí su figura, de entre el rojo que escupía el cuarto… estaba tendida frente a mi y su mirada paralizaba cada uno de mis músculos, solo podía contemplarla tan inmutable, tan dulce y violenta.
Cada latido se hacia más cerrado, y por más que intentaba no podía explicarme lo sucedido.
Ella no era como la había imaginado, quizás solo era otro sueño, otro escenario, otros actores. Pero había algo que me decía lo contrario, que le daba una soberbia realidad.
Sus ojos comenzaban a devorarme, consumirme, desecharme, sin piedad.
No era ella quien sangraba sino yo, y de seguro que ya no habría próximas vez.

Emiliano Pardavila "De la decadencia 1"

martes, 8 de diciembre de 2009

El camino y la realidad


El camino se abre,
se brinda,
los pasos desconfían de la buena fe,
de la fe en general,
de traicioneras caídas floreció su experiencia,
inmóviles se estrechan al suelo,
se aferran a la seguridad de la firmeza,
el tiempo no gusta de treguas,
les susurra en arenada voz,
es hora,
no habido ni dios
ni criatura
ni nada
que por detrás de mi mirada haya arribado a puerto alguno,
encontraran que tras mi estela solo la muerte flamea nocturna,
Lo ven avanzar,
vestido de apuro,
a las apuradas,
el camino por delante,
por detrás el polvo se arremolina engullendo todo hacia el vació,
la duda astilla filosa en la conciencia,
los clava,
los cierne mas sobre el fin,
les roba el aliento en agitados brotes de inexplicable paciencia,
los pasos se saben morir,
y no se empujan
¿será que las caídas duelen el hartazgo y aun más?
Perpleja,
dilemática,
la escena se congela,
Pero no será eterna la pausa,
El hielo pierde forma ante la tibieza de lo irremediable,
las gotas caen rozando el cuerpo frío,
como lagrimas dulces se desprenden de él,
no hay refugio entre el tiempo y el camino,
los pasos sortearon infinitos pensamientos,
estrepitosas sensaciones,
y ahora en la seguridad frente a lo posible
se dejan morir en la mediocridad de lo real.

Emiliano Pardavila "del todo a los fragmentos"

miércoles, 2 de diciembre de 2009

La vida y la muerte

Pase…
¿Usted es?….por supuesto… siéntese que enseguida estoy con usted y le cuento los detalles. Su mirada se clavó tras el cristal que daba a una florida galería, los colores se entrelazaban con los olores, el mejor de los inciensos.
La puerta se cerró tras la figura, de la que podría haber sido un sargento del peor de los ejércitos imperialistas.
Hacía mucho que nadie lo visitaba, no era de lo más simpático, pero esa mañana sintió que alguien se le sentaba al lado y le contaba, sin siquiera preguntar nada:
“Su mirada es un puñal que no recuerdo, el tiempo roba hasta lo más bonito….no recuerdo cual fue la última vez que la vi, sabotaje de la edad, tampoco puedo encontrar el día en que ya no la soñé…no es bueno llegar a mi edad uno tiene nostalgia sin recuerdos.
Hace ya un tiempo me cuestiono si no habré sido yo quien la invento así, a medias, sin sonrisa, sin encuentros, sin mirada, simplemente, ausente… un vacío que se traga el pecho, que consume las horas, las ultimas horas de espera, como una especie de esperanza, un espejismo que me mantenga ocupado para no pensar en lo que ha de llegar.
Preferiría la muerte, nada ha de ser peor que esta sórdida agonía, sin saber realmente…
Cuando la pienso todo se aligera, el aire se hace tan liviano que es como si me faltara, los pensamientos se confunden, me confunden, es como estar ausente de si mismo, son instantes en que siento que sobre nada piso, perdido en ninguna parte, es tan espelúznate como atractivo, y a lo lejos una figura desprolija, sin contornos, pero a la vez tan particular y conocida,…ha de ser la senilidad.
Y ahora cuando creí que me deshacía de ella, la nombro y no puedo salir, es un embrujo circular que en ella empieza y en ella termina, es como el trabajo de Sísifo, parece que estoy condenado a darle vida mientras me quede, y parece que mientras ella este yo estaré, es un círculo total.
No hay arista que me permita fugarme, un panóptico sublime, envidia de carceleros y cazadores, una puta mierda, una condena del espíritu reducido a esclavo del mejor o peor de los patrones.
Duermo y allí esta, despierto y lo mismo, ya no distingo el sueño de la vigilia, me he vuelto paranoico hasta de mí, ni siquiera se por que le cuento esto.
Volvió la vista, lentamente, sobre su hombro derecho… y nada encontró…más solo un sombra que se marchaba al otro lado del pasillo, sigilosa como quien entra sin permiso y sin el quiere retirarse, entonces se sintió sin fuerzas y callo suavemente sobre el banco en el que había estado hablando solo desde hacia ya un rato.
La puerta volvió a abrirse, el aroma a café rancio mutilo el regalo de aquella galería. El intersecto la mirada e inquirió con desden, apesadumbrado, el final era conocido, pero el como y el por que del desenlace….toda una incógnita al menos hasta el momento.
Mire Joven… el anciano quedo sin aliento…envuelto en una sonrisa que lo volvía desconocido… nadie recordaba haberlo visto reír…no es que quiera hacer fuego de la leña…pero estaba muy solo…
Una lágrima sincera recorrió el rostro recién afeitado de oficinista asfixiado por la cuerda del tiempo… es verdad… ya es tarde para lamentarse.
Supongo que si replico con un cinismo burlón…mientras forzaba a su rechoncho rostro a mantener una neutralidad emocional.
Bueno estas son las pertenencias de su abuelo…
Le entrego una pequeña caja de madera cerrada con un pequeño candadito chino, de esos que se entregan a cualquier cosa que simule ser una llave…
Y aquí tiene el acta de defunción del medico del hospicio… siento mucho su perdida…pero tendrá que disculparme tengo mucho por hacer ahora…
Lo comprendo… a mi también se me hace tarde… pero ¿solo esto dejo?
Si, solo eso.
Los pasos hacia el afuera gris y ruidoso se hicieron eternos… estaba abandonado el ultimo lugar de aquel que de pequeño tanto bien le había hecho, y a quien sentía que había abandonado.
Cruzo con esfuerzo el portal redondeado, de madera maciza, y el vapor del asfalto asesino cualquier relación que en él existiera con el deber.
Así que se dirigió a su casa era un buen día para jugar a los recuerdos y llorar.
La cajita aun que pequeña resultaba un tanto pesada… sin pensar se vio frente a su puerta, introdujo la llave y dio un fuerte envión para volver a cerrarla, era de las que solo tienen picaporte hacía el interior…
Se dejo caer sin oposición sobre la cama y la caja callo a su lado…fijo la vista en ella por unos segundos… se esforzó por incorporarse dio unos pasos pesados hasta la alacena tomo un cuchillo con la intención de forzar aquel nulo candado.
Ni siquiera hizo falta hacer fuerza, se abrió como flor ante el sol de primavera, con una suave movimiento lo saco y la caja se destapo como impulsada por un resorte… cientos de papeles invadieron las sabanas…
No recordaba que el viejo escribiera y a decir verdad tampoco conocía a nadie que le escribiera a él.
Las hojas estaban cuidadosamente dobladas, pese a que la oxidación amarillenta ventilaba su vejes, su estado era impecable, una caligrafía perfecta, la belleza y la melancolía en las palabras asombraba, algunas hojas solo contenían dibujos con una figura femenina indescifrable…
¿Quién sería? ¿Por qué vestida de sombras? ¿O solo desnuda de claridad?...
Nunca le conoció al viejo otra mujer que su abuela aun que solo la conoció por fotos la pobre murió temprano…sin aviso se fue en una tarde triste, gris, embotada de ausencia.
La primera de las hojas, la última en la caja aquella, que acariciaba la madera sin querer abandonarla poseía toda una revelación…
Pensarte me hizo libre…
Saberte futuro, vida plena me hizo…
Tus labios el anhelo
De decir adiós…
No hay esperanzas en lo infinito
Sino en lo que ha de acabar
No habrá ni cuerpo, ni alas,
Ni paraíso, ni necedad,
Solo una tenue calma
Cuando me vengas a buscar,
Tan solo el silencio
Pues Morir es natural,
Por eso sin prisa te espero,
Mientras imagino como será.
La hoja tenia una fecha en margen superior , databa de cuando el viejo tenia 15 años, al dorso de la hoja podía leerse…a mi corta edad me he dado cuenta que la muerte ama a la vida por eso la persigue, la acorrala y la besa, pero es un amor destinado al fracaso, a instantes de lucidez y agónicas eternidades de ausencia… ni siquiera pueden recordarse con claridad cuando una llega la otra esta condenada a marcharse y así no sucederá a todos no se sabe cuando ni como pero solo será una acto de amor más, escribo estas líneas y realizo estos mínimos dibujos para que se recuerden aun que mas no sea entre sombras

Emiliano Pardavila "de la decadencia 1"

viernes, 27 de noviembre de 2009

Queridas criaturas



Fría y oscura la mañana traía noticias inesperadas para el mundo, las redacciones del planeta estaban a pleno, y en todas al mismo tiempo llegaba una misma carta con una misma firma y la misma historia.
No había remitente ni nada que permitiera identificar su procedencia, cada una escrita en el idioma de origen del lugar de recepción, y en ningún idioma se podía creer lo que contenía.
La carta se titulaba “Queridas criaturas” y lo que seguía era una revelación sin precedente, superior a toda creencia y a toda certeza, decía así:
Nadie me pregunto si yo quería ser lo que soy, a nadie se le ocurrió que yo no soy mas que otra criatura, arto estoy de tanta responsabilidad gratuita, ninguno de ustedes pensó en mi al adjudicarme lo que llaman bien y lo que llaman mal, alguna vez se pusieron a pensar, ¿que gracia tiene para mi todo esto o mejor que desgracia?
¿Que clase de cinismo los domina, que hacen que otro cargue con sus piedras? ¿Quién les dijo que yo querría sentirme más que la tierra o el sol, incluso que el agua que beben o el aire que respiran? ¿Quien les dijo que yo no festejo mi cuerpo? ¿Qué clase de monstruo me creen? ¿A quien se le ocurre que alguien puede crear una especie tan codiciosa y con tanto desprecio hacía si misma y su entorno para ser venerado?
Solo les informo que yo no mande a escribir ningún libro, mucho menos dos, eso fue obra de sus antiguos, que buscaban una manera efectiva de disputar el poder que otros poseían. De haberlos creado yo no hubiese hecho falta un libro, hubiese bajado de donde dicen que vivo y los hubiese puesto a raya con mi propia presencia, aun que pensándolo bien seguramente sus sacerdotes y sus reyes o actuales gobernantes me hubiesen perseguido con todo sus perros y arsenales, ejércitos y todos aquellos objetos y sujetos que utilizan para matar a quienes no les gustan.
Por lo pronto les pido que dejen de nombrarme y venerarme pues si están leyendo estas líneas es porque he decidido terminar con la agonía a la que me han condenado al responsabilizarme de todo aquello que les acontece.
Pues que padre podría soportar la acusación de traer un hijo a la vida con el fin de que se la quiten, incluso peor, traerlo dos veces para dos veces morir. Y dicen honrarlo con lo que le dio muerte y sufrimiento inconcebible.
He soportado ya miles de años y miles de formas que han sabido darme, a esta altura no se porque dicen que yo los cree, si ustedes son quienes me cambian y recambian a gusto y placer.
¿Por que querer ser rey de un mundo que no tengo ni gobierno? ¿Por qué esperan morir para gozar en una vida eterna que su naturaleza no contempla? ¿Por qué debo yo hacerme cargo de un error del azar? Es que tanto me nombran que a veces logran confundirme sin siquiera darse cuenta.
Es obvio que existí pero en cuanto a ustedes y su existencia nada tuve que ver, y ahora gracias a ustedes y su existencia dejo la mía.
Ahora sí, algunos pueden festejar y otros lamentarse en vano, “Dios ha muerto” porque me dispongo a suicidarme por no soportar las terribles atrocidades que han hecho en mi nombre, y de las que sin serlo me siento responsable.
Y si realmente tuviera la capacidad de crear nunca pero nunca cometería el error de darles la vida. Hasta nuca Dios.
Obviamente esta noticia no salió a la luz, ni saldrá, pues la mayoría de las agencias de noticias se mofaron de tamaña revelación y algunas pocas, que no lo pasaron tan por alto, dieron aviso a los agentes del vaticano y de sus respectivos servicios de inteligencia.
Ambos grupos comenzaron investigaciones sobre el caso, extraoficialmente claro, también extraoficialmente se dice que el Papa al enterarse dijo “¡¡¡ ya no se pude confiar en nadie, el comunismo deformo a todos, ni el altísimo se salvo!!!”, lo que por otro lado también coincidió con los dos campesinos albaneses ex afiliados al partido y devotos de la filosofía Nietzscheana, según consta en los expedientes del caso, habían confesado ante efectivos de la INTERPOL, ser los autores intelectuales y materiales del hecho. Lo que nunca se explico es como hicieron para escribir las cartas en tantos idiomas ya que ellos solo hablaban la lengua madre. Pero ¡que va a ser!… por suerte Dios sigue vivo ¿o no?

Emiliano Pardavila "De la decadencia 1" ediciones evaristo 2oo9 en proceso de edición.

domingo, 22 de noviembre de 2009

El olvidado y su recuerdo


Corría solo corría, parecía alcanzar al viento, nada por delante, nada por detrás, un olvidado que perseguía a máxima velocidad a su propio recuerdo, preocupado, desesperado, corría y corría, no podía dejarse escapar.
Las lagrimas y la angustia amenazaban con detenerlo, en la marcha se refregaba los ojos y se veía cada vez más lejos de si, no parecía haber remedio, el recuerdo era más rápido, estaba condenado a no ser, a nunca haber sido, a nunca ya ser.
Pero obstinado seguía, perdido por perdido, mejor correr y correr, nada por detrás, nada por delante, sus pies pisaban el vació, el horizonte se desfiguraba a punto de desaparecer ante la aparente llegada de su recuerdo.
Definitivamente ya no existía horizonte, es que los limites escapaban a toda percepción, a todo sentido, a todo razonar, solo el olvidado y el recuerdo corriendo a gran velocidad hacia ninguna parte.
De repente el recuerdo frenó y el olvidado lo atravesó como a la nada misma, no hubo casi tiempo para evitar el impacto, para planearlo, y así todo alrededor comenzó a tomar forma y color.
Entonces apareció allí, sus ojos pudieron ver el cielo, su espalda se hacia de la tierra, todo empezaba a tener sentido, parecía un parque gigante, grandes árboles dispersos y verdes pastos por doquier, pero el silencio extrañaba, parecía decir: solo estas, nadie te aguarda aquí… sus ojos buscaron en toda dirección, algo que se le asemejara, pero en vano se esforzaban, el silencio decía la verdad, nada ni nadie estaba allí ni por él ni por nadie más.
Intentó mirarse a si mismo y solo pudo ver el verde prado, los árboles, la tierra, el cielo y a su recuerdo parado frente a él desafiante, como proponiéndole otra carrera al infinito de la nada, y perdido por perdido volvió a correr y correr, pero esta vez no hizo falta que el recuerdo frenara, lo atrapo sin problemas a poco de arrancar, lo tomo por la espalda y lo dio vuelta. Una vez frente a frente, el recuerdo se volvió un espejo retrospectivo y volvió a sentir amor, odio y un dolor intenso en su pecho.
Había alcanzado a su vida después de tratar y tratar de hallarse y ahora era demasiado tarde, su corazón se partía por segunda vez o por tercera, quien sabe cuanto llevaba haciendo esto.
No hizo mas que atinar a romper el espejo pero no dio resultado el golpe le dolió sin mas remedio, entonces dio la vuelta e intento huir de sí, corrió y corrió, perdido por perdido en el dolor mejor correr, pero cada vez que volteaba para ver si se había vuelto a perder a si mismo el espejo venia detrás.
Entonces hizo lo que el recuerdo, frenó de golpe, el recuerdo lo atravesó y nuevamente se separaron.
Él había sido un hombre normal, nada fuera de lo común, pero cuando sin pedir permiso la empujo a su interior, la hizo parte de su piel, de su sangre, de cada partícula de oxigeno que respiraba, todo se transformó.
Se volvió el sombrío devoto de una diosa inmanente, estaba en todo y en todos, era ella y él mismo, parecía la pieza fundamental para entender y atravesar el mundo, un brújula de la vida, algo que ella supo solo después de un tiempo y al saberlo huyó, no quería herir a tan fiel criatura.
Así la fue convirtiendo en su único pensamiento, en su único principio y fin, en el absoluto de su existencia, y a medida que ella ocupaba más y más, cual ejercito imperialista, el se separaba más y más de sí mismo, se dejaba escapar en cada lagrima, en cada flash de su risa, en cada historia que se inventaba.
Nada daba la impresión de tener sentido, el dolor era una carga devastadora, y olvidarse a si mismo fue el único antídoto y se partió en dos en el olvidado y el recuerdo, así vagabundea por su propia mente, la mayoría de las veces tratando de evitarse, pero de vez en cuando el olvidado, quiere saber quien fue y por que ya no se sabe, entonces comienza la carrera, pero cuando la vuelve a ver en el espejo, vuelve a empezar para perderse, para perderla, es que el dolor no resulta un buen amante, ni guía.
El amor puede ser el paraíso o simplemente la perdida de la vida, pero de cualquier manera la vida se pierde, y la felicidad instantánea, aunque mas no sea, hace que el olvidado quiera recordar el dolor que lo desterró de sí, esa diosa inmanente que nunca supo decir que no, que ni siquiera supo que era una diosa, que sintió culpa sin tener.
Cada búsqueda es un perdón pedido a la ausencia, una reconciliación entre las dos caras de la vida: el dolor y el amor, eso que tan caro sale a todo persona.

Emiliano Pardavila "De la decadencia 1" ediciones evaristo 2009
Ilustracion original Vanesa Garcia... Nuevamente agradecido por su trabajo

viernes, 20 de noviembre de 2009

El mimo

¿Les conté mi sueño de chico?... seguramente no… digo por las caras… bueno si ya se que no nos conocemos… pero que va hacer… tengo un constante impulso de tener que hablar… y sí, con quien sea… ya se, estarán pensando que estoy loco... Pero igual no se hagan problema que si fuera eso… nooo, no es contagioso ¡¡ ¿verdad?!!
Yo muchas veces pensé en ser mimo…de chiquito digo, tenia ese sueño, que se yo, se que la mayoría sueña con ser medico, abogado, veterinario, policía, no se, a mi se me había ocurrido ser mimo.
Si ya sé que se dice de los mimos, si que son medios raros y todo eso, pero que va a mi solo me importaba ser mimo, pero como ven tengo un pequeño defecto... no me puedo callar… ahora que lo pienso debe ser por eso, o acaso no todos desean lo que no tienen, y yo no tengo la capacidad, ni en su mas mínima expresión, de cerrar la boca y no emitir sonido, es algo que creo ni dormido puedo hacer…
Pero imagínense los problemas que me causó esto que me sucede, de pronto en la escuela… me echaron de cuarto y mis padres no volvieron a anotarme, es que… pobres pasaban una vergüenza enorme, y la verdad que pienso que debe haber sido por eso que a los 9 o 10 años me dejaron acá, en matanza.
Partido grande este, y súper poblado… dos millones de habitantes…un millón novecientos cincuenta mil entre cagado y re cagado de hambre, el restito que queda la pasa bien, en su mayoría como es lógico y sabido reside en Ramos Mejía, la beverly hills’s local.
Pero que va hacer, el mundo es así, en cuanto a mí, me fue difícil al principio, solamente era un niño y me tomo tiempo aprender a rebuscármela, y por una cosa o por otra, tuve que ir abandonado mi sueño, el de ser mimo, es que no puedo controlar mi verborrea, y para obtener de que vivir tuve que hacer de todo, a inventar una y mil historias, aunque está claro que esto me fue ligando con la actuación amateur… no se si fue porque yo tenia poco talento o que…pero el director de la vida o mejor dicho la directora…la sociedad…siempre me daba el mismo papel, el mismo vestuario y el mismo maquillaje.
Siempre hacia de hambriento, con un vestuario sencillo… unos harapos y un maquillaje poco sutil… tierra y mugre por donde se viera…así como teatro itinerante iba casa por casa buscando algo para comer, y poder acallar de esa manera la voz de la panza… que era más ensordecedora incluso que mi propia voz.
Durante mucho tiempo me dedique a recibir la bonanza de la sensibilidad social… los techos de la autopista, las camas de la plaza…un poco duras pero… y esos paquetes de fideos para cocinar cuando uno no tiene cocina o el pan duro de días…
Como les decía de la escuela no recuerdo mucho… tampoco de mis padres… pero si tengo otros recuerdos igualmente hermosos…que no vienen al caso.
Me acuerdo de Carlitos...era unos pocos años mas grande que yo…bajito medio rubio…peleador como pocos… yo creo que su sueño debe haber sido ser boxeador o portero de boliche, es que le costaba tan poco terminar a los golpes…él, a diferencia de mi, era muy reservado…mas piñas que palabras.
Su llegada a la calle no tenia nada que ver con la mía, sus padres no lo habían abandonado, más bien el los había abandonado a ellos y lo bien que hizo, es que lo usaban como chivo expiatorio, lo goleaban a menudo, incluso confeso una vez, con pocas lagrimas en sus ojos secos, que abusaban de él. Por eso se fue…
Anduvimos un tiempo juntos de acá para allá, hasta que un día… seguramente porque tenia las piernas mas corta que yo… lo alcanzo un patrullero… es que no pudo saltar el muro a tiempo… tan solo habíamos tomado unas manzanas de un supermercado… nadie sabe como pero termino ahogado en una tosquera de barrio esperanza…
Eso fue hace tanto tiempo, igualmente aun me acuerdo de su sonrisa, no porque la ejercitara con vehemencia, ni todo el tiempo, sino porque las pocas veces que se le dibujaba irradiaba luz, inocencia…
Bueno en fin, como verán ya no soy un niño, tampoco soy un mimo, esto se puede apreciar, claro esta, si me miran, si levantan la mirada y se atreven a chocar sus ojos con los míos… la verdad nunca entendí porque les cuesta tanto hacerlo… será que temen que la pobreza y la marginación sean enfermedades contagiosas… puede ser que lo sean pero…no se preocupen… no se transmite de persona a persona…bueno como decía… ya no soy aquel… quien sabe todo lo que podría haber echo o haber sido… sin embargo tan solo pude llegar a ser un muerto joven… con hambre… con ausencia de sueños…que ahora lo están enterrando en el cementerio municipal y al que nadie llorara porque nadie recuerda…
No llegue a mucho dirán… pero el problemas es que en la calle tarde o temprano todas las piernas se hacen cortas…o los muros muy altos… o las calles muy luminosas o los mendigos juguetes descartables, con los que el brazo armado de la ley se divierte con el hecho de dejarlos sin aliento…puede ser a los golpes… ahogándolos… o simplemente a los tiros.
Bueno en fin enterrado viví, bajo capas y capas de tierra hechas carne, enterrado me voy entre capas de tierra que harán gusanos.


Emiliano Pardavila "de la decadencia 1"

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Preguntas y silencio


El niño,
Bajo el umbral filoso de la curiosidad,
lanza al viento su voz alada de libertad,
¿Cuánto es nunca?
¿Cuánto es siempre?
Los grandes a su alrededor se sonrojan,
ven inocencia,
frescura,
sonrien,
se miran,
pero no tienen respuesta,
insiste el pequeño,
con sus ojos cálidos,
con sus dulces gestos,
y las risas se apilan en un espacio sin rincones,
él también ríe contagiado,
en destellos de desprejuiciado jubilo,
pero el lugar lo impulsa,
y vuelve a preguntar
¿por qué llora esa madre al niño dormido a sus pies?
¿Por qué los huesos del pequeño se adhieren a la piel?
Las risas se fragmentan,
enmudecen,
los rostros languidecen en culposa conciencia,
nadie es inocente a esta altura del camino,
¿esta triste la madre?
¿Quiere que su hijo deje de holgazanear?
¿Qué se levante y juegue?
¿Qué se le cuelgue a las espaldas y la cosquillee?
Repito
¿Cuánto es nunca?
¿Cuánto es siempre?
Las palabras traslucidas se les escurren a las manos,
se hacen de lo etéreo,
del abismo,
de lo callado,
el silencio será el asesino de las preguntas,
y el niño perderá la curiosidad envenenado por la adultez,
se volverá un hombre feliz y triste,
que no responderá por su vida porque ya nunca se preguntara,
se conformara con un vacío nunca
y un vacío siempre.ç

Emiliano Pardavila "del todo a los fragmentos" ediciones Evaristo 2009

domingo, 15 de noviembre de 2009

El libre asesinado


Lo habían seguido, al menos tenia la certeza de que así era, se agazapo en un recoveco que se dibujaba entre la ultima pieza y la medianera, en una empresa inútil, sangraba y el rastro seria el peor de los delatores… intentaba respirar despacio para no ser oído, apretaba con fuerza el orificio que la bala había dejado en la carne enflaquecida de hambre y trabajo.
El saco y la camisa se habían teñido de un rojo pálido, el ardor era insoportable…el olor a carne quemada había impregnado su olfato, todo hacia imposible que su mente se deshiciera de la situación ni en un parpadeo fugaz.
Sus fuerzas se ponían en fuga, estaban dispuestas a abandonarlo a la muerte, por primera vez se quiso carcelero, dispuesto a no dejarse perder, se aferro a ese futuro que la humanidad prometía.
Ya estaban en la puerta al otro lado del pasillo, los sentía… casi podía oír sus cínicas palabras y sus histéricas risas que festejaban la cacería del libre… sus uniformes ridículos… azules ya alteraban el monocromático primer pasillo que daba al patio central… allí las piezas se enfrentaban unas con otras, invitado a la fraternidad de los explotados. Los guiaba un miedo denso, oscuro, un inmenso desprecio por si, enraizado y cultivado en la obediencia.
El ultimo en atravesar la puerta, del viejo caserón de estilo pompeyano, era el dueño del circo, ese que se regodeaba a la hora de domesticar lo indomesticable… le encantaba robar ese ultimo aliento de humanidad de los espíritus libres, inquietos, de eso que no nacieron ni para uniformes ni para obedecer ni para mandar.
Sus ojos brillaban ya al disponer la escena del final, el acto del triunfo de la ley de pocos sobre el sueño de muchos, limpiaría estas tierras para sus amos por algunas migajas y un par de negocios espurios que elevarían su radio de poder.
Cruzo la calle agitado, lo inmediato lo perturbaba, es que hasta lo perfecto puede volar por los aires y hacerle tragar a uno una a una las esquirlas del orden que desordena lo que debería ser.
Pero era tarde para echarse atrás, no era el egoísmo lo que lo guiaba, de su acción dependían otros, sus sueños dependían de las acciones de otros…los adoquines que evitaban que la tierra aflorara, marcaban sus pasos… frente al banco… en unos minutos alguien entraría fuertemente custodiado en busca de algunas pesadas bolsas repletas de metálico.
Atravesó la puerta, metió nervioso la mano en el bolsillo saco el bufoso y redujo al polizonte… exigió las bolsas…todo marchaba bien… pero al salir tres uniformados que caminaban por la vereda de enfrente advirtieron el acto de justicia y dispararon sin avisar, todos fallaron….corrió con las bolsas al hombro unas cuadras con los tres que ahora eran cinco por detrás, disparando sin cesar.
Uno de los plomazos dio en la parte inferior izquierda de su abdomen, por debajo del vaso, la quemazón lo detuvo por un instante e hizo mas lenta su marcha… cuando por fin pudo responder a la agresión le dio en la mandíbula a uno que se freno en seco, desplomándose sobre sus piernas…el disparo había fracturado el maxilar inferior, desformado la cara, ladeándola ligeramente hacia la derecha, la sangre brotaba como el verde en primavera, por doquier.
Alcanzo un tranvía que se dirigía hacia el sur, dirección a San Telmo, los uniformados quedaron detrás, pero era demasiado tarde para que olvidaran el hecho…Estaba convencido de que buscarían cualquier medio para seguirlo.
Un sudor frió le recorría la cara empalidecida por el esfuerzo y el tiro, su mano sintió entonces la humedad rojiza de la sangre en el orificio de salida, por lo que abandono el vagón y busco refugio en el primer edificio que le pareció familiar. Entro sigiloso busco un rincón oculto y se quedo sentado unos minutos.
El abuso del orden puso en alerta a los inquilinos que no entendían lo que pasaba, la puerta principal se abrió de un estallido, el panzón dueño del circo se refugiaba tras los cuerpos de sus súbditos fieles como perros, su sonrisa refulgía de odio y castración…pese a saberse con la victoria sus pasos se hacían lentos, es que en esos tiempos la solidaridad era algo mas que un cliché publicitario y se la practicaba a sangre y fuego entre los condenados al yugo.
Con la espalda contra la pared y el esfuerzo incólume de sus piernas se puso de pie, la sangre había dibujado su firma en el revoque, una larga y movediza franja roja, apoyo las bolsa en el suelo y al grito de libertad salio de su frustrada guarida a los tiros sabiendo su final, pero sin darse por vencido.
Callo abrazando el piso, amigándose con la tierra, esa que alberga sin distinción incluso a aquellos que viven para despreciar al prójimo, sus ojos abiertos eran el espejo de un alma que vivió por la libertad y por ella murió, sin heroísmo… pues no es héroe quien no se cree mas que otro y hace lo que dice y muere como hace.

De la decadencia 1 Emiliano Pardavila.
Ilustración original de Vanesa Garcia...a quien estare eternamente agradecido por el esfuerzo y la buena onda

La cultura mata al hombre ( a Federico Niezstche)

El tiempo se consume en la falta de ti,
Puñal filoso del destino,
Que me arroja a ser lo que no quise,
Ahogando lo que pude ser.
Triste espejo en que se desfigura mi presente,
Que asiste al olvido del olvido,
sin mas consuelo que la muerte,
y la muerte no es un instante,
sino una vida sin el yo puedo y el yo quiero,
es la ausencia del deseo que ha sido encadenado,
desterrado a sueños procaces que lastiman,
y ella desnuda de inocencia solo juega.
Extraño ser el niño, pues ya no rió,
¡oh maestro si pudiera seguirte!
Mataría sin dudar al deber,
Para por fin nacer a la vida,
Pero el frió ídolo me ha atrapado
Su moral judeo-cristiana enveneno mi sangre,
Y no seré el superhombre,
Solo él ultimo mediocre,
Calmo, triste y preocupado,
Por algo a lo que me acostumbrado,
Y ella desnuda de inocencia juega
Solo ignora que el ahora es un ayer,
Que me impide hacerla reír.

De la decadencia 1 Emiliano Pardavila

Sombras

El cristal se opacará,
solo sombras se verán a su través
indistinguibles,
soberanas,
las esencias le serán esquivas,
entonces cambiarán el lente,
Una y otra vez.
Lo tiraran,
pero de fracasos transmutados habla la noche,
de héroes sin proezas,
de gloria sin actos,
entonces
la culpa no será del lente,
mucho menos de los ojos,
¡es que solo hay sombras! proclamaran,
felices beberán su veneno
nos lo darán a beber,
beberemos,
solo veremos sombras,
arrastraremos nuestro pensamiento,
nuestros sabores,
a un limitado límite,
allí donde todo se participa en
chiclosas y conjugadas formas.
Perdidos ahí reiremos
hasta casi felices,
posiblemente incluso lloremos,
nos saldrán sombras de lágrimas,
sin mojarnos nos correrán,
impolutas y prolijas gotas de nada nos bañaran,
entonces nos miraremos
y la culpa la tendrán los ojos,
solo sombras veremos,
eso, solo eso, seremos…
Los cuencos vacíos albergaran mustios recuerdos de lo nítido,
que como un relato lejano nos vuelve desnudo,
las sombras son más sencillas,
no hay esfuerzo,
todas grises,
todas tan iguales.
Abrazaremos en nuestro pecho esa certeza
y las manos nos atravesaran,
serán las culpables cercenadas,
el suelo pronto albergara nuestra sola cabeza,
la devorara
y si… ella será la culpable
de acostumbrarnos a un mundo de mierda,
que nos vuelve sombras de humanos.
"Del todo a los fragmentos" Emiliano Pardavila

Libros en proceso de publicación

"de la decadencia 1" Ediciones evaristo 2009 Emiliano Pardavila
"de la decadencia 2 The blumbreg¨s" ediciones evaristo 2009 Emiliano Pardavila
"del todo a los Fragmentos" Ediciones evaristo 2009 Emiliano Pardavila