jueves, 31 de diciembre de 2009

La pesadilla

El sueño lo despertó abruptamente, ligeramente perturbado, en un sórdido grito, inaudible, desesperado, tardo varios minutos en desalojar de su retinas tan caras imágenes.
El ser humano es una animal raro, todo de los instintos ha olvidado y tiende a confundir lo real con la fantasía con apenas unas pobres imágenes, y logra conmoverse o perturbarse hasta la locura tan solo con ellas
A medio incorporar, sobre sus codos apoyado, seguía aun en la cama el joven apesadumbrado, sombrío, el pecho se le hinchaba y deshinchaba con furiosa intensidad, el corazón, cual caballo salvaje, bravío y desprejuiciado, galopaba a gran velocidad- sus ojos entremezclaban el terror y la animosidad de saber que todo había sido un mal sueño.
Pese a tal certeza se mantuvo agitado e inmóvil, quizás cinco o diez minutos, luego tomó fuerzas, bajó las piernas hacia el a-templado piso de madera, estiró su mano hasta la mesita al lado de la cama, tomó un cigarrillo, lo encendió, tiró el humo como un dragón, y de un pequeño impulso se vio erguido sobre sus piernas.
La habitación era pequeña, algo desordenada y poco aseada, pero nada fuera de lo común, caminó en dirección a la puerta que lo comunicaba con el baño, entre sereno y confuso, pulsó el interruptor de la luz y un destello, breve pero cegador, quebró la oscuridad que pronto volvió a reinar, el bombillo termino sus días de imitación de la razón y ya no volvería a brillar, al tanteo dió con la pileta, abrió la canilla y el agua helada devolvió la conciencia al joven… Pero fue tan real- se dijo- y prosiguió….como soportar esas escenas sin conmoverme, sin siquiera intentar gritar o morir, sin siquiera intentar matar para luego morir.
El sueño le había resultado tan caro como el puñal filoso y frío que ciega el destino de quien goza de la vida, de quien la ama con pasión irracional.
Volvió sobre sus pasos y se sentó en la cama con la almohada como respaldo, dio otra pitada al cigarrillo a medio consumir, mientras un velo lúgubre y tempestuoso cubría su mirada. La escena del sueño volvía a él una y otra vez, casi el entero de las cenizas acabo en su pecho desnudo, dio una nueva pitada, hasta el filtro, su cara dibujo el asco causado por el gusto a fibra quemada, y lo apagado en el suelo.
El sueño fue lo que sigue:
Se encontraba él en su vieja casa de niñez, rodeada por el viñedo y un hermoso jardín repleto de flores, de repente observó unas piedras blancas distanciadas unas de otras por unos cuantos metros, formando una especie de sendero que lo invitaba a guiarlo, parecían emanar un encantador y suave… ven…vamos… anda… atrévete a ver lo que se oculta… lo que no ha ocurrido… lo que va a ocurrir… y se echó andar , ligeramente extasiado, al tercer o cuarto paso empezó a sentirse raro como encogido, no pudo evitar mirarse, sus manos y sus pies eran los mismos al igual que su cuerpo, los reconoció con facilidad, pero como con diez o quince años menos, era el cuerpo de un niño.
El sendero que dibujaban las piedras frente a él se introducía rápidamente por uno de los pasillos que se formaban entre unas plantas y otras, lo siguió y con cada paso que daba se sentía más pequeño… entonces el sol disparó sus últimas llamaradas sobre occidente volviendo el cielo rojizo – el crepúsculo se avecinaba-.
Las vides dejaron de ser arbustitos bajos y ordenados para convertirse en parras enormes que entremezcladas, fundidas unas con otras formaban una galería por la cual la escasa luz veía vedado su paso… apenas si podía ver las piedras blancas que seguía…
Sintió ruidos detrás de él…voltio rápidamente y se supo atrapado, las hierbas formaban un muro impenetrable, la oscuridad se hizo mas profunda… todo se había transformado, perdiendo el aspecto familiar y un aroma nauseabundo lo inundaba todo, iba haciéndose del todo, como la niebla que todo lo cubre, lo desforma quitándole su esencia, delante suyo la profundidad se hacia ciega, ya no había piedras blancas que seguir, no había camino, dar un paso era hacerse parte de la incertidumbre, de la posibilidad profunda y latente de que nada fuera lo que parece.
Sintió miedo, su cuerpo se entumeció… que… si al dar un paso sus pies besaban el vació y una caída estrepitosa se hacia de su vida…. La angustia le cerraba la garganta, como cuando por las noches de tormenta el cielo perdía su brillo en una negritud opaca y espesa y él, solo en su cuarto, intentaba pedir auxilio sin posibilidad alguna de emitir sonido… hasta que el terror lo dejaba sin aliento y caía rendido en sueños.
Pero de repente una luz aérea, como la de los teatros, ilumino el fondo de lo que ahora parecía una cueva, había algo que pendía sobre el suelo, en un principio no logro verlo con claridad, el paso de la oscuridad absoluta y radiante a la luz afectó profundamente su visión, tan solo unos instantes mas tarde pudo ver que lo que pendía era un cuerpo, una silueta humana, estaba atado por los pies cabeza abajo, dándole la espalda, el cabello negro brillaba, por efecto de la luz, sin tocar el suelo.
El joven, ahora en otro cuerpo, dio un paso tímido, desconfiado, en su interior millones de ideas se disparaban alborotadas intentando dar una explicación y nada…seguía sin poder emitir sonido… cuando hubo completado el movimiento hacia delante, sintió como la luz se atenuaba y volvió a quedarse quieto temiendo nuevamente la oscuridad.
Al fin pudo emitir sonido… ¿que sucede? ¿Quién es usted?.... dijo con voz vacilante… sus ojos se estremecían, el aire parecía más denso y frío, las lagrimas amenazaban el nacimiento y la respuesta tuvo lugar, un bramido animal retumbó sobre su cabeza, tras unos segundos se volvió a escuchar algo… esta vez fue distinto…un casi inaudible “ayúdame Antonio…Ayúdame por favor”
Todo se tornaba aun más confuso, sabía su nombre y la voz le era familiar, acurrucado entre sus piernas, inmóvil, no sabia que hacer ¿Qué puedo hacer?... se inquirió... en este cuerpecito en el que nada esta a mi alcance... no podré hacer nada… moriré aquí junto a quien cuelga y nadie sabrá que ha sido de nosotros, ya no volveré a reír…lo que daría por un cigarrillo.
La voz familiar volvió a replicar
“…Antonio ayúdame, acércate por favor, tienes que sacarme de aquí antes de que regrese….”
¿Qué regrese quien?... ¿Cómo podría ayudarte?
EL silencio resplandeció, el joven empequeñecido desato su postura y camino un paso y luego otro hasta que al fin dio con el cuerpo colgado de cabeza, lo giro y se vio como a un espejo terrorífico, era él quien pendía, su cabeza enrojecida por la acumulación de la sangre, sus ojos en blanco y el rastro seco de una hemorragia en su pecho…Dio un grito y despertó.
Aun seguía con la almohada como respaldo cuando sintió un fuerte dolor en los tobillos, encendió el velador y vio los rastros de las ataduras, la sangre coagulada había formado moretones, se asustó aun más, la luz se segó súbitamente… otra vez se oyó el bramido animal y ya nunca volvió a despertar.

Emiliano Pardavila "De la decadencia 1"

lunes, 21 de diciembre de 2009

No ser a medias

La serenidad de construirme en cada instante,
En cada fluir,
En cada acto,
En cada inacción,
Aniquila con violencia el querer ser el acto acabado.

Emiliano Pardavila "de la decadencia 1"

Morir

Contar entre la muerte mis huesos,
Siendo apenas una vida disuelta,
Sufriendo en la nada la ausencia del ser.
Emiliano Pardavila "de la decadencia 1"

viernes, 18 de diciembre de 2009

lunes, 14 de diciembre de 2009

Ocaso




Soñé una y mil veces con tener su cuerpo entre mis manos, rozar su piel, trepar sus cimas, beber sus mares, aunque las escenas no se repetían y a decir verdad ninguna se asemejó a lo que me aconteció.
Fue en el momento en que abrí los ojos y la sangre invadió mis pupilas… cuando advertí su figura, de entre el rojo que escupía el cuarto… estaba tendida frente a mi y su mirada paralizaba cada uno de mis músculos, solo podía contemplarla tan inmutable, tan dulce y violenta.
Cada latido se hacia más cerrado, y por más que intentaba no podía explicarme lo sucedido.
Ella no era como la había imaginado, quizás solo era otro sueño, otro escenario, otros actores. Pero había algo que me decía lo contrario, que le daba una soberbia realidad.
Sus ojos comenzaban a devorarme, consumirme, desecharme, sin piedad.
No era ella quien sangraba sino yo, y de seguro que ya no habría próximas vez.

Emiliano Pardavila "De la decadencia 1"

martes, 8 de diciembre de 2009

El camino y la realidad


El camino se abre,
se brinda,
los pasos desconfían de la buena fe,
de la fe en general,
de traicioneras caídas floreció su experiencia,
inmóviles se estrechan al suelo,
se aferran a la seguridad de la firmeza,
el tiempo no gusta de treguas,
les susurra en arenada voz,
es hora,
no habido ni dios
ni criatura
ni nada
que por detrás de mi mirada haya arribado a puerto alguno,
encontraran que tras mi estela solo la muerte flamea nocturna,
Lo ven avanzar,
vestido de apuro,
a las apuradas,
el camino por delante,
por detrás el polvo se arremolina engullendo todo hacia el vació,
la duda astilla filosa en la conciencia,
los clava,
los cierne mas sobre el fin,
les roba el aliento en agitados brotes de inexplicable paciencia,
los pasos se saben morir,
y no se empujan
¿será que las caídas duelen el hartazgo y aun más?
Perpleja,
dilemática,
la escena se congela,
Pero no será eterna la pausa,
El hielo pierde forma ante la tibieza de lo irremediable,
las gotas caen rozando el cuerpo frío,
como lagrimas dulces se desprenden de él,
no hay refugio entre el tiempo y el camino,
los pasos sortearon infinitos pensamientos,
estrepitosas sensaciones,
y ahora en la seguridad frente a lo posible
se dejan morir en la mediocridad de lo real.

Emiliano Pardavila "del todo a los fragmentos"

miércoles, 2 de diciembre de 2009

La vida y la muerte

Pase…
¿Usted es?….por supuesto… siéntese que enseguida estoy con usted y le cuento los detalles. Su mirada se clavó tras el cristal que daba a una florida galería, los colores se entrelazaban con los olores, el mejor de los inciensos.
La puerta se cerró tras la figura, de la que podría haber sido un sargento del peor de los ejércitos imperialistas.
Hacía mucho que nadie lo visitaba, no era de lo más simpático, pero esa mañana sintió que alguien se le sentaba al lado y le contaba, sin siquiera preguntar nada:
“Su mirada es un puñal que no recuerdo, el tiempo roba hasta lo más bonito….no recuerdo cual fue la última vez que la vi, sabotaje de la edad, tampoco puedo encontrar el día en que ya no la soñé…no es bueno llegar a mi edad uno tiene nostalgia sin recuerdos.
Hace ya un tiempo me cuestiono si no habré sido yo quien la invento así, a medias, sin sonrisa, sin encuentros, sin mirada, simplemente, ausente… un vacío que se traga el pecho, que consume las horas, las ultimas horas de espera, como una especie de esperanza, un espejismo que me mantenga ocupado para no pensar en lo que ha de llegar.
Preferiría la muerte, nada ha de ser peor que esta sórdida agonía, sin saber realmente…
Cuando la pienso todo se aligera, el aire se hace tan liviano que es como si me faltara, los pensamientos se confunden, me confunden, es como estar ausente de si mismo, son instantes en que siento que sobre nada piso, perdido en ninguna parte, es tan espelúznate como atractivo, y a lo lejos una figura desprolija, sin contornos, pero a la vez tan particular y conocida,…ha de ser la senilidad.
Y ahora cuando creí que me deshacía de ella, la nombro y no puedo salir, es un embrujo circular que en ella empieza y en ella termina, es como el trabajo de Sísifo, parece que estoy condenado a darle vida mientras me quede, y parece que mientras ella este yo estaré, es un círculo total.
No hay arista que me permita fugarme, un panóptico sublime, envidia de carceleros y cazadores, una puta mierda, una condena del espíritu reducido a esclavo del mejor o peor de los patrones.
Duermo y allí esta, despierto y lo mismo, ya no distingo el sueño de la vigilia, me he vuelto paranoico hasta de mí, ni siquiera se por que le cuento esto.
Volvió la vista, lentamente, sobre su hombro derecho… y nada encontró…más solo un sombra que se marchaba al otro lado del pasillo, sigilosa como quien entra sin permiso y sin el quiere retirarse, entonces se sintió sin fuerzas y callo suavemente sobre el banco en el que había estado hablando solo desde hacia ya un rato.
La puerta volvió a abrirse, el aroma a café rancio mutilo el regalo de aquella galería. El intersecto la mirada e inquirió con desden, apesadumbrado, el final era conocido, pero el como y el por que del desenlace….toda una incógnita al menos hasta el momento.
Mire Joven… el anciano quedo sin aliento…envuelto en una sonrisa que lo volvía desconocido… nadie recordaba haberlo visto reír…no es que quiera hacer fuego de la leña…pero estaba muy solo…
Una lágrima sincera recorrió el rostro recién afeitado de oficinista asfixiado por la cuerda del tiempo… es verdad… ya es tarde para lamentarse.
Supongo que si replico con un cinismo burlón…mientras forzaba a su rechoncho rostro a mantener una neutralidad emocional.
Bueno estas son las pertenencias de su abuelo…
Le entrego una pequeña caja de madera cerrada con un pequeño candadito chino, de esos que se entregan a cualquier cosa que simule ser una llave…
Y aquí tiene el acta de defunción del medico del hospicio… siento mucho su perdida…pero tendrá que disculparme tengo mucho por hacer ahora…
Lo comprendo… a mi también se me hace tarde… pero ¿solo esto dejo?
Si, solo eso.
Los pasos hacia el afuera gris y ruidoso se hicieron eternos… estaba abandonado el ultimo lugar de aquel que de pequeño tanto bien le había hecho, y a quien sentía que había abandonado.
Cruzo con esfuerzo el portal redondeado, de madera maciza, y el vapor del asfalto asesino cualquier relación que en él existiera con el deber.
Así que se dirigió a su casa era un buen día para jugar a los recuerdos y llorar.
La cajita aun que pequeña resultaba un tanto pesada… sin pensar se vio frente a su puerta, introdujo la llave y dio un fuerte envión para volver a cerrarla, era de las que solo tienen picaporte hacía el interior…
Se dejo caer sin oposición sobre la cama y la caja callo a su lado…fijo la vista en ella por unos segundos… se esforzó por incorporarse dio unos pasos pesados hasta la alacena tomo un cuchillo con la intención de forzar aquel nulo candado.
Ni siquiera hizo falta hacer fuerza, se abrió como flor ante el sol de primavera, con una suave movimiento lo saco y la caja se destapo como impulsada por un resorte… cientos de papeles invadieron las sabanas…
No recordaba que el viejo escribiera y a decir verdad tampoco conocía a nadie que le escribiera a él.
Las hojas estaban cuidadosamente dobladas, pese a que la oxidación amarillenta ventilaba su vejes, su estado era impecable, una caligrafía perfecta, la belleza y la melancolía en las palabras asombraba, algunas hojas solo contenían dibujos con una figura femenina indescifrable…
¿Quién sería? ¿Por qué vestida de sombras? ¿O solo desnuda de claridad?...
Nunca le conoció al viejo otra mujer que su abuela aun que solo la conoció por fotos la pobre murió temprano…sin aviso se fue en una tarde triste, gris, embotada de ausencia.
La primera de las hojas, la última en la caja aquella, que acariciaba la madera sin querer abandonarla poseía toda una revelación…
Pensarte me hizo libre…
Saberte futuro, vida plena me hizo…
Tus labios el anhelo
De decir adiós…
No hay esperanzas en lo infinito
Sino en lo que ha de acabar
No habrá ni cuerpo, ni alas,
Ni paraíso, ni necedad,
Solo una tenue calma
Cuando me vengas a buscar,
Tan solo el silencio
Pues Morir es natural,
Por eso sin prisa te espero,
Mientras imagino como será.
La hoja tenia una fecha en margen superior , databa de cuando el viejo tenia 15 años, al dorso de la hoja podía leerse…a mi corta edad me he dado cuenta que la muerte ama a la vida por eso la persigue, la acorrala y la besa, pero es un amor destinado al fracaso, a instantes de lucidez y agónicas eternidades de ausencia… ni siquiera pueden recordarse con claridad cuando una llega la otra esta condenada a marcharse y así no sucederá a todos no se sabe cuando ni como pero solo será una acto de amor más, escribo estas líneas y realizo estos mínimos dibujos para que se recuerden aun que mas no sea entre sombras

Emiliano Pardavila "de la decadencia 1"