viernes, 29 de octubre de 2010

Divina humanidad

He visto el mundo, porque me he visto a mí. He sufrido el mundo, porque me he sufrido a mí. Es que sin mí, para mí, no existiría el mundo. Es una cuestión lógica, si no existo nada existe para mí. Parece un trabalenguas, pero creo que es más que eso, es como ser un poco dios, es decir, si existe el afuera es porque lo percibo, en cierto sentido lo creo, con mi cuerpo, con la razón, con lo que sea, yo le doy nombre al mundo, y no al revés.
Los creyentes no pueden concebir al mundo sin Dios. Yo no puedo concebir al mundo sin mí. Puede sonar un poco egocéntrico, hasta narcisista, pero yo vivo en mí y no en otros, siento desde mí y no desde otros, por lo tanto de no existir, para mí no existe nada.
Seguramente todo seguiría igual para los demás, pero no para mí. Yo, como cada uno de los demás, somos principio y fin de nuestros propios mundos, algo así como dioses vivos.
Sería distinta la humanidad si se sintiera su propio dios o pensando en la multiplicidad, dioses. La carga de responsabilidad sería distinta, cada una de sus acciones traerían aparejadas consecuencias, de las cuales ni el destino, ni el azar, ni dios, uno o muchos, serían ni responsables, ni salvadores.
Sería distinta la humanidad si se pensara finita. Qué gracia tendría trabajar con la certeza de que no hay un mañana celestial o infernal. Se gozaría más así misma. No habría pecados y de haberlos solo ellos serían responsables de castigarlos, e incluso de crearlos, y creo que sería estúpido crearlos.
¿Sería el mundo este nido de ratas si la humanidad se pensara a sí misma? ¿Hubiese habido pirámides si la humanidad se hubiese sabido dios? ¿Será por eso que ni el Renacimiento ni la Ilustración se animaron a matar a dios? ¿Para que siguiera habiendo maravillas arquitectónicas como palacios, castillos, casa de gobierno, fábricas y shooping’s? ¿O será que sin dios es más difícil que algunos se atribuyan el poder y otros obedezcan?
Sin duda todo sería distinto, la trinidad no sería tan escasa, sería más bien múltiples árboles genealógicos, prácticamente indecibles. Cada casa una pirámide, un castillo, un reino e incluso un santuario de auto contemplación y gobierno, de admiración común, cada unión en sí misma sería divina, por larga o corta que fuera. Todo polvo sería divino y digno de festejar sin prejuicios ni castigos. El sexo sería la consagración divina de los dioses finitos.
No existiría el machismo pues dios sería macho y hembra, heterosexual y homosexual, sadomasoquista y mojigato. Dios sería todos y cada uno por igual, por lo tanto el mundo les pertenecería a todos por igual y en ese caso tampoco habría clases, ni amos ni esclavos, ni reyes ni súbditos, ni gobernantes ni ciudadanos, ni obreros ni patrones, sino simplemente iguales- distintos.
¿Por qué la humanidad no juega un ratito a ser divina? ¿Será que los que ya hablan con Dios o son tenidos como Dioses o amos no quieren arriesgar sus privilegios? ¿Será que realmente existe Dios y yo nací sin la capacidad de percibirlo? Blasfema necedad la mía que niega a su creador resistiéndose a ser oveja del rebaño de algún pastor, ¿Será que me creo pastor y nací sin rebaño? No, no creo en los rebaños, más bien odio a los rebaños, no por las ovejas en sí, sino por los pastores que sin ser ovejas creen saber que es lo mejor para aquellas.
¿Habría caos en un mundo de Dioses, como lo hay en el mundo de Dios? ¿Morirían de hambres los Dioses como la gente muere en el mundo de Dios? ¿Delimitarían el mundo los dioses como hicieron los señores, nobles, príncipes, reyes y burgueses con el mundo de Dios? ¿Se explotarían hasta la muerte los Dioses como hacen los burgueses con los obreros en el mundo de Dios? ¿Matarían los Dioses por los Dioses como hace el hombre por su Dios?
Que distinto seria el mundo si la humanidad se supiera divina, si se supiera humanidad, animalidad y cultura, pero no criatura, sino creador.
¿Los Dioses necesitarían Estado para dominarse unos a otros con la excusa del buen gobierno? ¿Tendrían servicios de inteligencia para controlarse unos a otros y hasta asesinarse por dinero? ¿Necesitarían los Dioses dinero como al parecer necesita Dios? ¿Premiaría la divina humanidad a sus verdugos como hace la iglesia, voz de Dios en la tierra, con los tiranos del mundo?
Pero como decía, he percibido al mundo por que me he percibido a mí como Dios finito, sin más poder que un fugaz instante de vida, trato de pensar al mundo por que trato de pensarme a mí, soledad veo en el mundo, porque solo me siento al pensar así.
Grises en todas partes buscan el color. Gris el color del plomo que se usa para matar, matar de hambre, de Dios, de Estado, de capital, de contaminación. Matar sin más sentido que el de acumular, pero, ¿la gente permitiría este genocidio si se tratara de Dioses, como lo permite Dios por tratarse de criaturas sustituibles? Seguramente no, ¿por qué vale más un Dios, que nada hace, que millones de divinas vidas que mueren sin saber que hacer? ¿Por qué será que es más difícil hacerse cargo de lo que uno es, que obedecer a lo que nunca fue ni será? ¿Por qué será que el hombre mata al hombre mirando al cielo en donde busca la paz, siendo que no hay paraíso más allá de esta divina humanidad?

lunes, 18 de octubre de 2010

Ser el sueño del fin

Me has soñado y silencio,
tu boca muda,
y esos ojos que invitan…
con los sabores del incienso,
a ser la sombra oscura,
que se embebe de tu sexo.

Me has soñado y te callas,
Volviéndome un extravío,
Y esos ojos que invitan
A desvestirte en mí deseo,
Convidándome la locura,
De querer aunque no debo.

Me has soñado y lo prohibido,
Mi boca muda,
Y esos ojos que invitan…
Crucificando al destiempo
De fundirme a tu cintura
Recorrerte como el viento.

Me has soñado y te me fugas,
Dejándome solo los huesos,
Y esos ojos que invitan
al reflejo de un espejo
que me muestra mustio y viejo
muerto ante tu antojo.

Gracias a tod@s l@s que pasan por aqui lean o no, comenten o no... gracias

domingo, 10 de octubre de 2010

Encuentro

Sentada esperaba que la espera terminara. Envuelta en varias rondas de pena y frío. Que aquel que se tardara recordara el apuro, la necesidad del momento, la contracción de los nervios.
Miraba para un lado y para otro, las llegadas son impredecibles, un caos de espacio y tiempo que tarda en acomodarse, en hacerse orden. Allí sola en la plaza mira a sus adentros, se pinchaba… para confirmar que era cierto, que el reloj avanzaba en la ausencia.
Se creía presa en la inocencia de alguna trampa prematura, dolían ya las ataduras cuando se perdió a lo lejos. No giro, el pasado pisado y el banco a sus espaldas. No lloro, no hay sombra que merezca un lamento.
Camino hasta que se perdió en los cuerpos sin rostro, en la multitud… ahora su espera se hacia vago recuerdo, sus paso indistinguibles, su cara una mueca más. Allí perfectamente confundible, desconocida, atropellada, levanto la mirada, se le antojo que aquellos cúmulos de huesos, carne y músculos fueran alguien, dejar de ser algo… pero entonces ella se volvió cosa… saludaba y era loca, tonta, puta o desafortunada.
Volvió a agachar la cabeza, a sumergirse en la marea que deshace las gotas, volvió a sentirse una nota fuga imperceptible en una melodía… sintió que el banco se le había colgado de las nalgas, que desde hacia rato lo venia arrastrando.
-hijos de puta… toda una hipérbole de hijos de puta… un océanos de hijos de puta…
Los gritos atrajeron su mirada desde los oídos, él iba absorto en sus desvaríos, con una nube de prejuicios que sobre su cabeza arrojaban los ojos de los sanos, de los que de nada se salen. Era inminente el cruce…
-La reputísima madre que los parió, hijos de puta.
-hola
-hola
Hicieron unos pasos y voltearon… silencio de un lado, brillo del otro.
Él pensó en un trago, ella en un imperio de bancos de plaza. Ella dio un paso, él, sin nombre, la observaba. Él extendió sus brazos, ella lo besaba… ella dijo sombra, él pido perdón por la tardanza.