jueves, 12 de mayo de 2011

sin nombre 10

Llegue temprano a mi entierro,
aún vacío el cajón,
testarudo,
insoportablemente repetitivo,
juega a persuadirme,
insoportable,
de que aun no he muerto,
y mis ojos allí,
naufragan en reflejos,
en Descoloridas fotos
de un no se cuando será,
de un no se cuando habrá sido,
hace tanto que me encuentro aquí,
hace tanto que lo escucho,
rodeé el sol tantas veces
tantas veces me devolvió la luna,
allá fuera el todo,
dentro, acariciándome en mí entierro,
esperando lo que no podrá evitarse,
y dejando pasar lo que no debería evitarse…

1 comentario:

  1. No llegues nunca temprano y menos a tu entierro, porque ya se ocupa la vida, mi querido Emiliano de hacer de nuestro tiempo un reloj perfecto que jamás se despereza cuando toca el fin de la partida.
    Magnífico tu poema, increíble la conjugación de tus versos.
    Un beso y un placer siempre.

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